Agridulce empate para el Oviedo
en tierras zamoranas, en una semana no muy afortunada tras el tropiezo en
Mieres y en la que la actualidad deportiva del equipo convive necesariamente
con la gran movilización popular que está teniendo lugar de cara a la segunda y
definitiva fase de adquisición de acciones para una ampliación de capital que
se torna decisiva para garantizar la viabilidad económica de la entidad.
El partido se presentaba
complicado con las bajas en defensa de Mantovani por sanción y Baquero por lesión,
además de la de Manu Busto, con problemas de pubalgia. Sarriugarte lo complicó
más, a mi modesto entender, sacando una línea de 5 defensas, con el debutante Adrián
Trabanco –nada que reprocharle- y el reaparecido Álvaro Cuello flanqueando como
centrales a David Fernández y con Owona –improductivo en ataque- y Javi Cantero
–su banda fue una “autopista”- en los carriles.
Experimentos aparte, la primera
jugada de peligro y casi la única por parte oviedista en la primera parte fue
un extraño despeje del central Edu Payá sobre su propia portería; no llevábamos
ni cinco minutos y un gol en esas circunstancias habría dejado el partido a
punto de caramelo. Nada más lejos de la realidad, la primera parte no fue para
nada acorde con los intereses de los visitantes, con escasa presencia ofensiva
y limitándose casi exclusivamente a mandar balones largos buscando la cabeza de
Diego Cervero y confiando en su remate o en que Casares –muy participativo pero
sin suerte como mediapunta- o Señé –desubicado y sin espacios en esa especie de
5-4-1 que planteó su entrenador- rebañasen alguno.
El Zamora por su parte fue viendo
que su rival no era tan fiero como lo pintaban y se animó a intentar rasear y
tocar el balón, buscando el peligro por las bandas, aunque en ocasiones los
locales confundieron velocidad con precipitación. Las llegadas claras
escaseaban y las defensas se imponían, si bien la del Zamora inspiraba mayor
seguridad que la del Oviedo; Aitor y Galder hacían un buen trabajo de contención
tapando las salidas del rival, pero una vez superada esa línea la pasividad y
la endeblez de la defensa azul hacían temer lo peor, quedando claro que la
seguridad atrás no va ligada necesariamente al número de efectivos que utilizas
para defender.
Esos defectos defensivos
contribuyeron en parte a que el Zamora se adelantase en el marcador en el
minuto 37, fue una jugada de Sergio García por la derecha, no era la primera
vez que el zamorano incordiaba por el lado más débil de la zaga ovetense y en
esta ocasión le metió un buen pase a Rubiato, que tras rematar de forma regular
en primer término recogió el rechace de Dani Barrio y en el segundo intento
introducía el balón a placer en la portería, ante el delirio de la afición
local, que casi vuelve a llevarse una alegría poco después con un disparo de
Sergio, el mejor de los suyos.
Peor guión imposible: imagen muy
distante de la que debe ofrecer un equipo con aspiraciones, otro gol de un “ex”y
sensación de haber regalado de nuevo una parte del partido con un planteamiento
discutible ante un rival que no era nada del otro mundo. El Zamora no había
hecho demasiados méritos para llevarse la victoria pero el Oviedo tampoco, por
mucho que Sarriugarte comentase en rueda de prensa que durante muchos minutos “estuvimos
cerca del gol en la primera mitad”, curiosa cuanto menos la forma de percibir
la realidad del técnico vasco.
Los aficionados desplazados a
tierras castellanas nos quedamos fríos al descanso, no sólo por la temperatura
ambiental, y esperábamos un cambio de sistema que efectivamente se produjo.
Vuelta al 4-2-3-1, Owona el sacrificado y Xavi Moré a la banda derecha, con Álvaro
como improvisado lateral en ese lado. Un Zamora envalentonado y crecido salió
muy bien pero pronto empezaron a notarse los efectos del cambio táctico, el
Oviedo se olvidó del pelotazo y se hizo con el control del juego, el premio
llegó antes del cuarto de hora, un buen centro de Xavi Moré desde la derecha lo
remataba impecablemente Cervero a la red.
El Oviedo se vino arriba a la vez
que el Zamora acusaba el golpe moral y en una rápida acción en la esquina
derecha del área Casares forzaba un dudoso penalti que el “doctor” Cervero
transformaba –su gol 102 con la camiseta azul-. Faltaba media hora y era el
momento de contemporizar, el Oviedo lo consiguió por momentos, llegando incluso
a verse en condiciones de ampliar su ventaja, pero el Zamora no dejó de
intentarlo y con la entrada del ex oviedista Nacho Matador volvió a ganar en
posesión.
Eran los minutos más calientes
del partido, con el público local irritado con el árbitro, pero la irritación
cambió de bando en el 75 cuando de nuevo Borja Rubiato, en una jugada bastante
parecida a la del 1-0, culminaba un pase interior, esta vez a la primera y
cruzando la pelota ante Dani Barrio y con los centrales oviedistas mirando no
se sabe muy bien si al Duero o a la Catedral.
El tramo final se convirtió en
una especie de “toma y daca” pero en versión “light”, ambos contendientes no
sabían muy bien si atacar a tumba abierta en busca del triunfo o si conformarse
con el empate y no arriesgar demasiado. Un cruel final para el Oviedo estuvo a
punto de producirse cuando Rubiato mandaba alto un remate en el área pequeña en
el 88; habría sido el colmo, un “hat trick” de un ex delantero oviedista que
apenas vio puerta como jugador azul y que este año ya suma cinco tantos. Los
seguidores rojiblancos lo tienen en un pedestal, prueba de ello es que saltasen
a la mínima que la afición azul le dedicaba algún que otro cántico ofensivo.
Al final empate que no contentó
demasiado a ninguno, Sarriugarte dijo que el Oviedo hizo “méritos suficientes”
para ganar, una afirmación creo que demasiado arriesgada. En vez de centrarse
en los méritos quizá debería centrarse en los defectos: la falta de un estilo
definido, de jerarquía para dominar los partidos, de oficio para aguantar un
resultado favorable, de concentración e intensidad defensiva… Muchos de estos
aspectos son mejorables y entrenables, está claro que los jugadores tienen su
parte de culpa pero en este caso cada vez veo más claro que al Oviedo lo que le
le falta es un entrenador que dé con la tecla que haga funcionar adecuadamente
al bloque.
FICHA DEL PARTIDO
Domingo, 4 de noviembre de 2012.
Estadio Ruta de la Plata, 1500 espectadores aproximadamente, con presencia de
unos 500 aficionados oviedistas.
Zamora 2.- Sergio Sánchez; Dani Mateos, Dani Palacios (Nacho
Matador ’69), Edu Payá, Alberto Prada; Jacobo, Josete; Sergio García, Javi
Rodríguez (Jorge Hernández ’57), Dani Hernández (Santos ’84); Rubiato
Real Oviedo 2.- Dani Barrio, Owona (Xavi Moré ’46), Trabanco, David
Fernández, Álvaro, Javi Cantero; Aitor Sanz, Cerrajería; Señé (Iker Alegre
’57), Javi Casares (Pascual ’82); Diego Cervero
Árbitro: Pizarro Gómez, del colegio madrileño. Amonestó a los
locales Josete, Dani Mateos y Nacho Matador y al visitante Iker Alegre.
Goles: 1-0, Rubiato ’37; 1-1,
Cervero ’57; 1-2, Cervero (p) ’60; 2-2, Rubiato ‘75
No hay comentarios:
Publicar un comentario