Doloroso empate del Oviedo ante
un rival cuyas cifras como visitante no asustaban y que no mostró demasiado en
su visita a la capital del Principado. Los azules desaprovecharon una clara
oportunidad de recortar distancias con la cabeza y se tienen que conformar con
el premio menor de ocupar la tercera plaza, a seis puntos del líder y con un
buen ramillete de equipos pisándole los talones, dato que refleja la igualdad
del Grupo.
El partido comenzó con un guión
que ya resulta familiar a la fiel afición carbayona, el Oviedo salió con la
intención de llevar la iniciativa pero con escasa profundidad e incapacidad
para crear ocasiones claras. El Guijuelo se limitó a aguantar y mostró
bastantes carencias a la hora de la creación, rara vez consiguieron los
salmantinos pisar el área contraria en la primera parte.
El Oviedo tenía el balón pero no
encontraba soluciones para superar la numerosa barrera defensiva que tenía
enfrente, ni combinando por el centro ni entrando por bandas llegaban balones
en condiciones para sorprender al rival. El recurso más utilizado fue el
disparo lejano pero sin demasiado éxito, hasta que llegó el error del jóven
portero Edu, a quien se le escurrió de las manos un lanzamiento lejano de
Galder Cerrajería en el minuto 36 que se convertía en el primer gol del
partido.
Un golpe de suerte ponía las
cosas de cara para el conjunto carbayón, que pudo noquear a su rival antes del
descanso por medio de Cervero, que apenas había tenido oportunidad de aparecer
hasta entonces.
foto: elcomercio.es |
En la segunda mitad el Guijuelo
adelantó líneas y comenzó a dar señales de vida, aunque con cierta timidez. El
Oviedo tenía más espacios pero tampoco creaba excesivo peligro, el espectáculo brillaba
por su ausencia y el numeroso público se aburría.
El primer acontecimiento que
despertó a los aficionados fue el discutido cambio de Señé, que dejaba su
puesto a Pascual al cuarto de hora del segundo acto, un ejemplo más del
conservadurismo de Sarriugarte. Más adelante llegó el primer susto serio, un
rechace de Dani Barrio tras un disparo lejano lo remataba fuera Romero; el
Guijuelo estaba vivo y el Oviedo parecía dormido, aunque poco después despertó
de su letargo y rozó la sentencia. Una contra rápida terminaba con Iker Alegre
plantándose en el área y sirviendo el balón en bandeja a Jandro, que falla el
control y no puede rematar la faena ante el portero visitante. El canterano se
lesionó en esa jugada y tuvo que ser
sustituido, esperemos que no sea nada importante, aunque siendo sinceros no es
un jugador clave en este equipo ni mucho menos, más bien me atrevería a decir
que no tiene sitio.
A medida que se acercaba el final
los nervios de los oviedistas iban aumentando de forma directamente
proporcional a la ambición del Guijuelo. El Oviedo terminó pidiendo la hora,
sacando a duras penas los balones que llegaban a su área y mostrándose incapaz
de retener el cuero y dormir el partido. En el tercer minuto de descuento una
acción de Martín Mantovani en la frontal del área es sancionada como falta por
el colegiado, el libre indirecto lo culmina Hugo con un disparo que supera la
barrera y llega a las manos de Dani Barrio, pero el guardameta no retiene el
balón y éste se cuela en su portería. Un premio al esfuerzo final del equipo
chacinero y un castigo a la falta de serenidad y de oficio del equipo azul.
La trayectoria en el Tartiere no
es mala pero este empate duele, como dolió el del Marino tinerfeño. La
situación en la tabla debería invitar al optimismo si comparamos con otras
temporadas, pero la gente no está contenta con Félix Sarriugarte, un mal
resultado en Tenerife puede colocar al vasco definitivamente en el disparadero.
Con la tranquilidad institucional aparentemente conseguida se plantean dudas
deportivas serias, la búsqueda de la completa armonía continúa…
FICHA DEL PARTIDO:
Domingo, 25 de noviembre de 2012.
Estadio Carlos Tartiere, 14.500 espectadores
Real Oviedo 1.-
Dani Barrio; Owona (Javi Cantero ‘58), David Fernández, Mantovani, Álvaro;
Jandro (Aquino ‘76), Aitor Sanz, Cerrajería, Iker Alegre; Señé (Pascual ‘60); Diego
Cervero.
Guijuelo 1.-: Edu Calvo;
Valero, Tejedor, Manolo, Ismael (Carlos Valverde‘67); Ochoa, Víctor Abajo (Garban ’73); Manu Moreira, Romero, Jaime Moreno (Chema ‘67); Hugo Salamanca
Goles: 1-0, Cerrajería ’36; 1-1, Hugo Salamanca ‘93.
Árbitro: Castillejo Álvarez, del comité territorial navarro. Amonestó
a los locales Owona, Cervero y Mantovani y los visitantes Romero y Hugo.
Se suceden las horas pero la monumental decepción y el infinito cabreo permanecen totalmente intactos e inalterables. El guión sobrepasa lo absurdo y lo surrealista, haciendo bueno el dicho de que “la realidad supera a la ficción”.
ResponderEliminarPodría empezar resaltando lo complicado que resulta asumir un empate que sabe a derrota, fruto de una inexistente falta, con el tiempo más que expirado, y con el balón entrando llorando en una acción evitable, pero quedarse en ese análisis, aun siendo cierto y dolorosísimo, sería preferir la superficialidad al fondo del asunto.
Y el fondo del asunto es un equipo que no sabe cerrar los partidos, que se echa atrás incomprensiblemente, que no sabe jugar con el marcador a favor ni es capaz de aprovechar el tirón de más de 15.000 personas animando sin cesar. La ocasión era ideal para recortar puntos con los primeros, y el rival más allá de un centrocampismo combinativo totalmente insulso e improductivo, no ofrecía ningún argumento para inquietar la portería azul, muriendo el partido sin haber creado ni una ocasión de gol ni tan siquiera atisbarla.
La raíz del problema nace y radica en la propia casa oviedista. Un entrenador triste, cagón, que con todos mis respetos para el Sestao, se cree que el Sestao es el Real Oviedo para poner autobuses, amarrar, pegar pelotazos y acojonarse ante cualquiera. Sus cambios como casi siempre resultaron totalmente previsibles a la par que incomprensibles, retirando muy muy muy pronto a Señé para colocar en línea de “tres cuartos” a un desfondadísimo Galder Cerrajería que poco puede aportar ahí sobre todo si ya el físico responde poco tras su habitual y generosísimo esfuerzo.
De todas formas, y admitiendo que tenemos al cáncer en el banquillo, tampoco es de recibo fallar goles a puerta vacía. Lo que Iker Alegre y Jandro erraron sin oposición es para verlo y no creerlo, y para dudar de su condición de futbolistas. Aseguro que cualquier funcionario, barrendero, pintor o fontanero que encontráramos por la calle, llevarían fácilmente a la red ocasiones tan clamorosas.
Capítulo aparte merece el terreno de juego. Un “césped” que a los cinco minutos ya se encuentra impracticable, levantado, horrible, en el que el balón bota cuatro veces en un pase raso de diez metros. Una provocación y un insulto hacia el espectador, además de piedras contra nuestro propio tejado.
Al final tenemos lo que nos merecemos: mediocridad para largo. Porque por mucho Slim que venga, si hacemos las cosas así, no vamos a salir de estas categorías en décadas.
Para colmo de las (des)vergüenzas, nos cuentan que estamos en los puestos nobles. La realidad, para el que la quiera ver, es que estamos lejísimos del primer puesto, que nos van a dar la puntilla el próximo fin de semana, y que no le ganamos ni al Guijuelo en casa con todo todo todo todo todo a favor. Milongas a otros, por favor.
Lo primero que aconsejaría hacer a los mexicanos cuando vengan es cambiar el césped, si el Avilés lo hizo no veo razón para que el Oviedo no lo haga, y no me vale que digan que el campo está muy abajo y le da poco el sol.
ResponderEliminarEn lo futbolístico, este Oviedo al Tenerife no le dura ni media hora...