Ambiente de gala, como era de
esperar, en el que ojalá no sea uno de los últimos partidos del actual Real
Oviedo. La afición oviedista volvió a demostrar, una vez más, que su equipo no
camina sólo y no lo hará nunca. El partido fuera del terreno de juego se ganó
con creces, concentración desde las 5 de la tarde con presencia inicial de unos
3000 aficionados -una cifra que se fue elevando hasta llegar a los 8000 en los
aledaños del estadio- y la grada del Tartiere en ebullición. Futbolistas,
técnicos y directivos no se olvidaron de elogiar a la sufrida y fiel afición
carbayona, de la que se seguirá hablando estos días, tanto por la cita de ayer
como por los ecos que genere la semana decisiva en la que el club se juega gran
parte de su futuro.
En lo puramente futbolístico, el
Oviedo tenía enfrente al segundo filial del Real Madrid, que contaba con
numerosas bajas, especialmente en defensa; desde el primer momento se mostraron
como un equipo vulnerable pero el equipo azul no lo aprovechó de inicio. Los locales
trataron de llevar la iniciativa pero de forma infructuosa, ni por las bandas
ni por el centro conseguían combinar con acierto pese a que la posesión era
suya; si a esto le añadimos que el Real Madrid “C” apenas se acercaba al área
rival y no daba sensación de peligro tenemos como resultado una primera parte
tremendamente aburrida.
Los únicos chispazos los puso la
poblada grada del municipal ovetense, bufandas al viento y coreando el himno en
el minuto 19:26 y apoyando al equipo en todo momento. En un día de
reivindicación colectiva como el de ayer no procedía protestar demasiado
lanzando piedras contra el propio tejado, todo eran vítores y ánimos para unos
jugadores que no pudieron corresponder a su afición en los primeros 45 minutos.
Los principales intentos que pueden destacarse son dos balones interiores que
dejaron a los delanteros en posición franca para anotar: en el primero de ellos
Rubén se adelantó a Casares, en el segundo, tras unos momentos de duda sobre si
había posición antirreglamentaria, Cervero terminaba estrellándose de nuevo con
el portero madridista.
En la segunda mitad el Madrid
pareció salir un poco más animado y eso también repercutió positivamente en el
Oviedo, que encontró más espacios. Tanto Xavi Moré por la derecha como Iker
Alegre por el centro y la izquierda empezaban a generar algo más de peligro,
aunque a la hora de definir o bien Casares se obcecaba o bien Cervero no cazaba
del todo bien los escasos balones que recibía.
Los mejores minutos del Oviedo
tuvieron premio, en el 60 una buena jugada colectiva daba lugar al único gol
del partido. En una contra bien montada, Casares vio perfectamente a Xavi Moré
en la derecha y éste pudo centrar en condiciones para que Iker Alegre rematase
tras un buen desmarque; el balón no iba muy fuerte pero se coló en la meta de
Rubén, dando lugar al éxtasis en las gradas.
La peor noticia del partido para
los azules tuvo lugar poco después, cuando Xavi Moré se quedaba clavado en un
intento de sprint y pedía el cambio. Jandro entró en su lugar y tuvo tiempo de
inquietar en un par de ocasiones al lateral izquierdo del juvenil merengue, Adrián,
que sufrió de lo lindo por su costado durante toda la segunda parte.
Pero el Madrid no iba a rendirse
tan fácilmente y creó varias ocasiones en el último cuarto de hora. Una falta
de Álvaro, una volea de Kamal y un lanzamiento lejano pero peligroso de Ramírez
–sorprendió su no inclusión en el once titular- permitieron lucirse a un eficiente
Dani Barrio.
El sufrimiento final dio paso a
la alegría por los tres puntos, los jugadores lanzaron sus camisetas a los
aficionados y agradecieron el apoyo. El partido continuará toda esta semana en
los despachos, la afición ya ha hecho su trabajo con creces, cada vez estoy más
convencido de que el esfuerzo merecerá la pena y que se salvará un nuevo
obstáculo, uno más entre los muchos que se ha ido encontrando la entidad en los
últimos tiempos.
FICHA DEL PARTIDO
Domingo, 11 de noviembre de 2012.
Nuevo Carlos Tartiere (20.500 espectadores).
Real Oviedo 1.- Dani Barrio; Owona, Mantovani, David Fernández,
Álvaro Cuello; Aitor Sanz, Cerrajería; Xavi Moré (Jandro ’70), Javi Casares
(Pascual ’74), Iker Alegre (Dani Aquino ‘79); Diego Cervero
Real Madrid “C” 0.-
Rubén; Joel Johnson, Dani Suárez, Marc Vales, Adrián; Álvaro López, Kamal;
Burgui (De Tomás ’61), Aguza (Ramírez ’46), Belima; Sobrino (Barril ‘73)
Goles: 1-0, Iker
Alegre ‘61
Árbitro: Vicente
Moral, del comité castellano-leonés. Amonestó al local Galder Cerrajería y a
los visitantes Aguza, Belima y Joel.
Encuentro más relevante desde el punto de vista de emotividad que meramente futbolístico el disputado por el Real Oviedo y el segundo filial merengue, equipo que fue recibido con una sonora ovación debido al magnífico gesto madridista de participar con una cantidad importante en la ampliación de capital del equipo de la capital del Principado.
ResponderEliminarInsulsos primeros 45 minutos, de toma y daca continuo, pero prevaleciendo el querer y no poder local, en un guión que ya desgraciadamente estamos viendo demasiadas veces en Oviedo. No se trata de avasallar ni pasar por encima a nadie, ya que afirmar eso en esta categoría es una quimera, pero es preocupante la falta de juego y de ideas que ofrece el conjunto carbayón constantemente, a pesar de la indudable calidad de una gran parte de sus futbolistas.
Ante una afición que lo aplaudía todo y que, enfervorizada, poblaba brutalmente las gradas, el Real Oviedo trató de poner una marcha más en la reanudación, y devolver toda esa entrega externa con un gran sacrificio sobre el terreno de juego. El esfuerzo de los chicos fue más que notable, y esta vez sacaron el partido gracias a una mezcla de sacrificio, deseo, esfuerzo, comunión con la grada, destellos intermitentes de calidad, y varias paradas de mérito de un –como casi siempre- inconmensurable Dani Barrio. Futbolísticamente hay que elevar el nivel, o de lo contrario, se sufrirá muchísimo para estar entre los cuatro primeros al final de temporada. De la primera plaza, ni hablo.
Sin embargo, lo más notable del partido, no se jugó sobre el maltrecho césped del Carlos Tartiere, sino en las gradas, en la calle, en las oficinas, en el boca a boca, en las pancartas, en la movilización total y absoluta de una afición entregada, casi obsesa, que se ha marcado como objetivo innegociable la supervivencia de un equipo más que octogenario.
Resulta muy emocionante compartir grada con 20500 personas, tan decididas a luchar por su club. Desde fuera no se entiende muy bien, quizá porque es inexplicable, carente de lógica y rayando el absurdo. Pero pensado fríamente, tiene todo el sentido del mundo. Se trata de luchar por la vida, por los sentimientos, por una historia brillante y por un futuro que puedan disfrutar las nuevas generaciones de oviedistas, luchar por la ciudad que amas, por uno mismo, por tu orgullo, por algo que forma parte de ti y de tu personalidad. No es solamente el dinero otorgado –incluso casi sin tenerlo- sino el corazón, lo que miles de oviedistas estamos entregando en este duro pero emocionante proceso. Al final podremos morir, pero habremos luchado hasta el final, y eso nadie nos lo podría negar nunca.
Muchas gracias a todos los que están participando en el mantenimiento de este sueño. Solo en los momentos difíciles te das cuenta de lo que realmente importa y de quiénes están a tu lado.
Es más que posible que el Real Oviedo no nos haya dado mucho en estos años, pero no podemos vivir sin él. Por momentos nos invade el pesimismo, la empresa es muy complicada, el agujero económico enorme, pero al final, todos estamos convencidos de que no solo viviremos sino que algún día volveremos al lugar que nunca debimos perder.
Entonces, ese día, nos daremos cuenta del todo, de que todo esto ha valido la pena.
Hala Oviedo!
Así se habla!
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