Crónica de una muerte anunciada
El Oviedo se empequeñece ante un
Racing práctico y con pegada que tiene en el bolsillo la primera plaza.
El “subidón” inicial tras las dos
victorias posteriores al cambio de entrenador ya ha pasado a mejor vida, el
Oviedo ha vuelto a sacar a relucir las carencias que le van a impedir ocupar un
año más la tan cacareada primera plaza. Los azules apenas inquietaron a un
Racing que hizo lo que se esperaba, sin grandes alardes pero jugando el partido
que tenía que jugar y liquidando al rival con dos zarpazos precedidos de sendas
pérdidas en el centro del campo.
Un duelo con sabor a primera, con
gran ambiente en las gradas y una incomprensible decisión de no ser declarado
“de alto riesgo”. El Oviedo acudía con la baja sensible de Jon Erice y la
manija fue para Héctor Simón, ayudado por Annunziata y Señé –el más
participativo-; además Robles optó por situar a Sergio Rodríguez en la banda
izquierda del centro del campo. El Racing, con el ex sportinguista Alejandro
debutando en la portería, lo tenía claro, a esperar y no arriesgar, buscando
explotar su pólvora ofensiva en alguna acción aislada como la que protagonizó
Koné en el minuto 6, bien desbaratada por un Orlando que tuvo que
retirarse lesionado poco después.
El Oviedo intentó sin demasiado
éxito desarrollar el fútbol combinativo que gusta al técnico, los azules movían
la pelota en tres cuartos pero sin crear jugadas de verdadero peligro, pudiendo
destacarse un pase excesivamente atrás de Alain que no encontró rematador y un
par de lanzamientos desviados de Susaeta y Sergio Díaz. Por su parte el Racing
buscaba moverse con velocidad arriba pero tampoco inquietó demasiado,
exceptuando un remate de Miguélez que se marchó alto por poco en el 42, la
última acción destacada de un primer acto poco vistoso, aunque tampoco vamos a
pedir milagros.
En la segunda mitad los de Paco
pusieron una velocidad más y dieron la sensación de que ganaron el partido
cuando quisieron; los racinguistas trabajaron bien la presión sobre la salida
del balón y provocaron sendas pérdidas del Oviedo que terminaron en gol. En el
50 el asturiano Miguélez, muy activo, abría el marcador definiendo con una gran
vaselina que superó a Pol y a Pardo en el intento de despeje; poco menos de
diez minutos después, aparecía el marfileño Koné para resolver a la perfección
tras recibir la pelota de un Granero que trabajó mucho hasta que el físico se
lo permitió.
Con dos goles en contra los
carbayones intentaron reaccionar y aumentaron su presencia en el área rival,
aunque el único tiro entre los tres palos lo protagonizó Álvaro Cuello tras una
serie de rebotes en un saque de esquina. El balón parado fue la única baza de
un equipo que también recurrió a Cervero, que salió revolucionado y vio la
amarilla nada más saltar al campo. Para terminar, fue el Racing quien tuvo la
oportunidad más clara, con un disparo de Lafuente que se estrelló en el cuerpo
de Pol Freixanet a dos minutos del final.
Poco que reprochar a Rober
Robles, bastante “marrón” tiene con llevar las riendas de un equipo
supuestamente construido para ser primero y que sólo ha funcionado a
cuentagotas esta temporada. El jóven técnico se defiende como gato panza arriba
en las ruedas de prensa e intenta mantenerse fiel a una idea de juego, además
de recurrir al tópico de remar todos en la misma dirección, la única opción que
queda al fin y al cabo para que la temporada tenga un final feliz. De momento
el Oviedo es sexto empatado con el cuarto y el quinto, dos viejos conocidos
como Marino y Avilés a los que les gana el golaverage particular, queda mucha
tela que cortar y el objetivo es meterse segundo, tercero o cuarto, luego ya se
verá, aunque sinceramente y sin ánimo de ser agorero las opciones de ascenso
son mínimas.
En cuanto a los incidentes antes,
durante y sobre todo después del partido, resulta triste que dos aficiones que
están pasando por tantas penurias acaben así; quizá esa situación casi
permanente de tensión en los últimos tiempos contribuya a exaltar los ánimos o
facilite que los más radicales campen a sus anchas. Lo que no se puede permitir
es que en un partido con casi 3.000 seguidores visitantes no se tomen mayores
medidas de seguridad, fallo garrafal el no declarar partido de alto riesgo,
dejando a una escasísima representación policial y a los encargados de
seguridad del estadio como únicos garantes del orden en un partido en el que
los conflictos podrían surgir a la mínima, con los incidentes del choque de la
primera vuelta bien recientes (aficionados del Racing tirando objetos y cosas
peores a los oviedistas situados bajo el fondo de la afición visitante y
respuesta de algunos aficionados locales tirando piedras al finalizar el
partido).
La afición, con la APARO como
principal portavoz y el club apoyando, hacen bien en protestar y exigir
responsabilidades, intolerable la indefensión de aficionados normales, hombres,
mujeres y niños que se iban a su autobús camino a casa y vieron como ultras
racinguistas se dedicaron a agredir e incordiar lo máximo que pudieron ante la
ausencia de un dispositivo policial adecuado. Mientras, en el campo, los ultras
del Oviedo retenidos; un recinto en el que también resulta inconcebible situar
a la afición visitante prácticamente encima de un sector poblado de aficionados
cántabros, estaba cantado que las chispas iban a saltar también en ese fondo
sur.
En definitiva, triste fin de
semana para una afición que seguirá viajando y apoyando al equipo, aunque quizá
Santander no sea una plaza muy apacible para volver, optando por otros destinos
menos hostiles.
FICHA DEL PARTIDO
Domingo, 23 de marzo de 2014,
Campos de Sport del Sardinero, 16.000 espectadores, unos 2.500 oviedistas.
Racing 2.- Alejandro; Orfila, Juanpe, Javi Soria, Saúl; Andreu,
Borja Granero (Mariano ’77); Lafuente, Miguélez (Rubén Durán ’85), Iñaki; Koné
(Concha ‘88)
Oviedo 0.- Orlando Quintana (Pol ’18); Álvaro (Iván Rubio ’82),
David Fernández, Pardo, Sergio Díaz; Héctor Simón; Susaeta, Señé, Annunziata,
Sergio Rodríguez (Diego Cervero ’60); Alain Arroyo
Goles: 1-0, Miguélez ’50; 2-0, Koné ‘58
Árbitro: David Gálvez Rascón, comité madrileño, amonestó a los
locales Juanpe, Javi Soria y Borja Granero y a los visitantes Héctor Simón,
Diego Cervero e Iván Rubio.
Fotos: elcomercio.es
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