La larga lista de bajas no es
excusa para el Oviedo, resulta difícilmente explicable lo visto en la soleada y
calurosa mañana de domingo en Los Cristianos. Una sonrojante derrota ante el
colista, un modesto rival que sumaba únicamente diez puntos, con sólo dos
victorias y que pasa a sumar trece -4 de ellos conseguidos ante el Oviedo-, que
no le van a servir para mantener la categoría salvo milagro. Un equipo con
aspiraciones de ascenso no puede permitirse el lujo de dejarse tantos puntos
ante rivales de la zona baja, una historia que se repite de forma preocupante
temporada tras temporada.
Las ausencias de Aitor Sanz y
Galder obligaron a recurrir a un doble pivote inédito, formado por Iván Rubio y
Héctor; la otra novedad forzosa fue la presencia de Fran Sol en el lugar del
lesionado Cervero. El partido comenzó con buenas sensaciones para el Oviedo,
que asumió el control desde el primer momento y buscó el gol aunque sin finalizar
las jugadas con demasiado peligro; todo fue un espejismo pues el Marino dio el
primer zarpazo en su primer acercamiento, un nuevo fallo en el despeje de Dani
Barrio dejaba el balón a los pies de Balduino, que aprovechó la salida del
portero para colarle el balón con un disparo “desde su casa”.
El Oviedo siguió dominando y los locales
agazapados, ordenados en defensa y buscando salir a la contra con velocidad y
escasos efectivos. Pudo empatar Fran Sol rondando el minuto 25 tras cabecear un
centro de un activo Xavi Moré desde la derecha, pero el delantero madrileño,
que no aportó prácticamente nada, no estuvo afortunado. El segundo mazazo llegó
a 10 minutos del descanso, Baquero cometía penalti sobre Balduino, el héroe de
la mañana para los tinerfeños, que se encargó de transformar la pena máxima y
poner el sorprendente 2 a
0 en el marcador. Cien por cien de acierto para un Marino que apenas pisó el
área oviedista pero que se iba al descanso con una renta valiosísima ante un
rival superior técnicamente pero incapaz de materializar su dominio.
foto: ovdsport |
A los 30 segundos de la
reanudación una gran volea de Héctor Simón devolvía la esperanza a la
desencantada afición carbayona, el 2-1 nada más sacar de centro no lo esperaban
ni los más optimistas, había tiempo más que de sobra para enmendar la situación.
En el descanso, Sarriugarte no había tenido más remedio que arriesgar y meter a
Señé en el lugar del amonestado Baquero, pasando un discreto Iván Rubio al
lateral derecho; el catalán fue el protagonista de una de las ocasiones más
claras, en el 60 un disparo suyo pasó rozando el poste derecho de la meta de
Alberto. El Marino seguía a merced de los contragolpes y poco después Balduino casi
la vuelve a liar, respondiendo bien en esa ocasión Dani Barrio.
La siguiente ocasión clara reseñable
sirve para ilustrar el mal fario y el querer y no poder del Real Oviedo en los
últimos tiempos, el árbitro señalaba un dudoso penalti de David Dorta a Íker
Alegre pero Xavi Moré estrellaba la pelota en el poste y ésta se paseaba por la
línea de gol hasta ser despejada por un defensa. Golpe moral, positivo para
unos y negativo para otros, que animó a los tinerfeños a seguir defendiéndose
intensamente y molestar lo máximo posible a la cada vez menos poblada zaga
oviedista, con Mantovani medio cojeando como cierre, flanqueado por David y
Álvaro, y Jandro corriendo el carril derecho tras reemplazar a Iván Rubio.
La última alternativa fue meter a
Cárcaba en el lugar de un desaparecido Casares, pero los carbayones fueron
incapaces de derribar la muralla tinerfeña, aunque casi lo logran medio de
rebote en el descuento, cuando un centro-chut de Moré se estrellaba en el
larguero y el meta Alberto rechazaba con acierto el posterior remate de Íker
Alegre. El empate tampoco habría servido de mucho, de nada sirvieron las
alertas durante la semana que calificaban esta cita como “partido trampa”, el
Oviedo volvió a repetir los errores de su pasado más reciente y se vé inmerso
en una de las peores rachas de la liga –un punto de nueve-.
Con este panorama
es lógico que afloren las críticas, la mayoría se centran en un entrenador que
no está consiguiendo sacar el máximo partido a una plantilla repleta de
jugadores importantes, que en condiciones normales debería ser capaz de
competir de tú a tú con los pesos pesados de la categoría. Las dudas y la
inquietud vuelven a reinar, los más optimistas están en su derecho de confiar
en que el equipo dé lo mejor de sí en los momentos decisivos, aunque tras
partidos como el de ayer, el de Alcalá o el de Gijón es realmente difícil
conservar intactas las expectativas de éxito.
FICHA DEL PARTIDO
Domingo, 17 de febrero de 2013.
Estadio Antonio Domínguez, unos 300 espectadores, con presencia de medio
centenar de oviedistas.
CD Marino 2.- Alberto; Pablo, David Dorta, Ayoze, Rafa; Rayco, Raúl
Barcos (Jaime ’63); Aarón Darias, Poncho (Jhon ’55), Sandro; Balduino (Noah
’74)
Real Oviedo 1.- Dani Barrio; David Fernández, Mantovani, Baquero
(Señé ‘46), Álvaro; Iván Rubio (Jandro ’67), Héctor Simón; Xavi Moré, Javi
Casares (Jairo Cárcaba ‘74), Íker Alegre; Fran Sol
Goles: 1-0, Balduino ’17; 2-0, Balduino (p) ’36; 2-1, Héctor Simón
‘46
Árbitro: Ceballos Silva, comité extremeño, amonestó a los locales
Poncho, Dorta y Pablo y a los visitantes Baquero y Mantovani.
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