18/2/13

Jornada 25: CD Marino-Real Oviedo



La larga lista de bajas no es excusa para el Oviedo, resulta difícilmente explicable lo visto en la soleada y calurosa mañana de domingo en Los Cristianos. Una sonrojante derrota ante el colista, un modesto rival que sumaba únicamente diez puntos, con sólo dos victorias y que pasa a sumar trece -4 de ellos conseguidos ante el Oviedo-, que no le van a servir para mantener la categoría salvo milagro. Un equipo con aspiraciones de ascenso no puede permitirse el lujo de dejarse tantos puntos ante rivales de la zona baja, una historia que se repite de forma preocupante temporada tras temporada.

Las ausencias de Aitor Sanz y Galder obligaron a recurrir a un doble pivote inédito, formado por Iván Rubio y Héctor; la otra novedad forzosa fue la presencia de Fran Sol en el lugar del lesionado Cervero. El partido comenzó con buenas sensaciones para el Oviedo, que asumió el control desde el primer momento y buscó el gol aunque sin finalizar las jugadas con demasiado peligro; todo fue un espejismo pues el Marino dio el primer zarpazo en su primer acercamiento, un nuevo fallo en el despeje de Dani Barrio dejaba el balón a los pies de Balduino, que aprovechó la salida del portero para colarle el balón con un disparo “desde su casa”.

El Oviedo siguió dominando y los locales agazapados, ordenados en defensa y buscando salir a la contra con velocidad y escasos efectivos. Pudo empatar Fran Sol rondando el minuto 25 tras cabecear un centro de un activo Xavi Moré desde la derecha, pero el delantero madrileño, que no aportó prácticamente nada, no estuvo afortunado. El segundo mazazo llegó a 10 minutos del descanso, Baquero cometía penalti sobre Balduino, el héroe de la mañana para los tinerfeños, que se encargó de transformar la pena máxima y poner el sorprendente 2 a 0 en el marcador. Cien por cien de acierto para un Marino que apenas pisó el área oviedista pero que se iba al descanso con una renta valiosísima ante un rival superior técnicamente pero incapaz de materializar su dominio.

foto: ovdsport
A los 30 segundos de la reanudación una gran volea de Héctor Simón devolvía la esperanza a la desencantada afición carbayona, el 2-1 nada más sacar de centro no lo esperaban ni los más optimistas, había tiempo más que de sobra para enmendar la situación. En el descanso, Sarriugarte no había tenido más remedio que arriesgar y meter a Señé en el lugar del amonestado Baquero, pasando un discreto Iván Rubio al lateral derecho; el catalán fue el protagonista de una de las ocasiones más claras, en el 60 un disparo suyo pasó rozando el poste derecho de la meta de Alberto. El Marino seguía a merced de los contragolpes y poco después Balduino casi la vuelve a liar, respondiendo bien en esa ocasión Dani Barrio.

La siguiente ocasión clara reseñable sirve para ilustrar el mal fario y el querer y no poder del Real Oviedo en los últimos tiempos, el árbitro señalaba un dudoso penalti de David Dorta a Íker Alegre pero Xavi Moré estrellaba la pelota en el poste y ésta se paseaba por la línea de gol hasta ser despejada por un defensa. Golpe moral, positivo para unos y negativo para otros, que animó a los tinerfeños a seguir defendiéndose intensamente y molestar lo máximo posible a la cada vez menos poblada zaga oviedista, con Mantovani medio cojeando como cierre, flanqueado por David y Álvaro, y Jandro corriendo el carril derecho tras reemplazar a Iván Rubio.

La última alternativa fue meter a Cárcaba en el lugar de un desaparecido Casares, pero los carbayones fueron incapaces de derribar la muralla tinerfeña, aunque casi lo logran medio de rebote en el descuento, cuando un centro-chut de Moré se estrellaba en el larguero y el meta Alberto rechazaba con acierto el posterior remate de Íker Alegre. El empate tampoco habría servido de mucho, de nada sirvieron las alertas durante la semana que calificaban esta cita como “partido trampa”, el Oviedo volvió a repetir los errores de su pasado más reciente y se vé inmerso en una de las peores rachas de la liga –un punto de nueve-. 

Con este panorama es lógico que afloren las críticas, la mayoría se centran en un entrenador que no está consiguiendo sacar el máximo partido a una plantilla repleta de jugadores importantes, que en condiciones normales debería ser capaz de competir de tú a tú con los pesos pesados de la categoría. Las dudas y la inquietud vuelven a reinar, los más optimistas están en su derecho de confiar en que el equipo dé lo mejor de sí en los momentos decisivos, aunque tras partidos como el de ayer, el de Alcalá o el de Gijón es realmente difícil conservar intactas las expectativas de éxito.


FICHA DEL PARTIDO

Domingo, 17 de febrero de 2013. Estadio Antonio Domínguez, unos 300 espectadores, con presencia de medio centenar de oviedistas.

CD Marino 2.- Alberto; Pablo, David Dorta, Ayoze, Rafa; Rayco, Raúl Barcos (Jaime ’63); Aarón Darias, Poncho (Jhon ’55), Sandro; Balduino (Noah ’74)

Real Oviedo 1.- Dani Barrio; David Fernández, Mantovani, Baquero (Señé ‘46), Álvaro; Iván Rubio (Jandro ’67), Héctor Simón; Xavi Moré, Javi Casares (Jairo Cárcaba ‘74), Íker Alegre; Fran Sol

Goles: 1-0, Balduino ’17; 2-0, Balduino (p) ’36; 2-1, Héctor Simón ‘46

Árbitro: Ceballos Silva, comité extremeño, amonestó a los locales Poncho, Dorta y Pablo y a los visitantes Baquero y Mantovani.

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